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EL APÓSTOL DE LA DIVINA
MISERICORDIA

kowalska

Santa Faustina

La Santa María Faustina Kowalska era polaca. Nació En el pueblo de Glogowiec, cerca de Lodz el 25 de agosto de 1905, era la tercera de diez hijos. A los veinte años entró en la Congregación de Nuestra Señora de la Misericordia, cuyas religiosas se dedican a la rehabilitación de jóvenes extraviadas.

En 1934, obedeciendo las indicaciones de su director espiritual, la Santa María Faustina comenzó a escribir un diario personal que intituló "La Misericordia en mi alma". El relato detallado de profundas revelaciones y de extraordinarias experiencias espirituales manifiesta el modo en que Nuestro Señor quiso confiarle una misión muy particular; la de volver a anunciar al mundo el mensaje de su Misericordia junto con nuevas formas de su culto, sobre todo la de una imagen y una fiesta que tienen sus raíces en la doctrina del Evangelio y en particular en los conceptos y símbolos empleados por el apóstol San Juan:

PERO AL LLEGAR A JESÚS, COMO LE VIERON YA MUERTO, NO LE QUEBRARON LAS PIERNAS, SINO QUE UNO LOS SOLDADOS LE ATRAVESÓ EL COSTADO CON UNA LANZA Y AL INSTANTE SALIÓ SANGRE Y AGUA. JN 19, 33-34.

El 5 de octubre de 1938 la Santa María Faustina Kowalska murió a causa de una tuberculosis, a la edad de 33 años. La enfermedad, muy dolorosa, la hizo víctima de la Divina Misericordia, para obtener así que esa Misericordia se derramase sobre la Iglesia y para que la humanidad pudiera mirar con más confianza hacia su propia salvación. Era la vigilia de la Segunda Guerra Mundial. La Santa había profetizado la universalidad y los horrores de la misma.

DEL FRACASO AL TRIUNFO

El diario íntimo de la religiosa contiene otra profecía relacionada con la "obra de la misericordia', como Jesús llama al conjunto de las tareas que le confío la Santa María Faustina. La religiosa escribe:

"Esta obra por algún tiempo caerá en "completa ruina', pero después aparecería "la acción de Dios" con gran fuerza para dar testimonio de la verdad. Será como un nuevo esplendor para la iglesia a pesar de haber estado inactiva en ella por mucho tiempo" (D. 378).

La primera parte de esta profecía -aquélla que se refiere a la destrucción y a la "ruina" se cumplió 1958 como consecuencia de un "decreto" de condena, que muy pronto fue revocado para dar lugar, cuatro meses más tarde, en 1959, a una "notificación" de carácter disciplinario en la que, sin una condena implícita, se prohibía la difusión de la devoción a la Misericordia de Dios" en las formas propuestas por Sor María Faustina Kowalska", hoy beatificada. La notificación dejaba a la prudencia de los obispos una cierta libertad de acción.

Esta prohibición estuvo en vigencia veinte años.

Mientras tanto, más precisamente en el año 1967. El Cardenal Karol Wojtyla. En ese tiempo Arzobispo de Cracovia, llevaba a término con éxito la primera etapa de los procesos para la beatificación de la religiosa. Gracias sobre todo a sus intervenciones, la Santa Sede revocó en 1978 su propia prohibición. El acontecimiento constituye el cumplimiento de la segunda parte de la profecía antes mencionada.

Seis meses después de haber sido revocada la prohibición de la Santa Sede, todo el mundo aplaudía al Cardenal Karol Wojiyla, elegido como su Santidad Juan Pablo II. A él se debe la encíclica "Dives in Misericordia" (Rico en misericordia), que contiene los fundamentos doctrinales y prácticos para que el culto a la Divina Misericordia sea entendido y universalmente acogido.

Así se confirmaron las palabras de la Santa María Faustina:

"Oh mi Jesús, guía mi mente. Toma posesión completa de todo mi ser. Enciérrame en el fondo de tu Corazón y protégeme de los asaltos del enemigo. En Tí mi única esperanza-Habla por mi boca cuando yo extremadamente mísera esté delante de los poderosos y de los sabios, para que reconozcan que esta causa es tuya y proviene de Tí" (D. 32).

Hoy he visto la gloria de Dios que se propaga de esta imagen. Muchas almas reciben gracias, aunque no lo digan en alta voz. Si bien sus vicisitudes sean diversas. Dios recibe gloria por su intermedio y los esfuerzos de Satanás y de los hombres malvados se estrellaran y serán aniquilados a pesar de la rabia de Satanás. La Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y tendrá el culto de todas las almas.

 

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