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LA HORA DE LA MISERICORDIA
A LAS TRES DE LA TARDE
UN INSTANTE DIARIO CON JESÚS

crist

En una visión la Santa comprendió que Dios bendice la tierra a causa de Jesús, Ella escribe:

Vi una gran luz y en el centro de ella a Dios Padre. Entre la luz y la tierra percibí a Jesús clavado en la cruz y puesto de tal forma que cuando Dios quería mirar la tierra, debía mirarla a través de las heridas de Jesús y comprendí que sólo por amor de Jesús, Dios puede bendecir la tierra (D. 60).

Una manifestación del culto a la Misericordia que entra en el ámbito de las referencias a la pasión de Jesús, es el recuerdo de la hora en que ocurrió la muerte redentora en la cruz. Es la hora de su último respiro, la hora en la cual "Todo se ha consumado", la hora que conoció el desgarramiento de una Madre excepcional; la hora, finalmente, en que el pensamiento se remonta al momento de la herida del costado del cual "Brota la Sangre y el Agua como fuente de misericordia para nosotros". Es la hora en que el Reino de Dios fue abierto a todo hombre de la misma manera que al ladrón arrepentido.

Quien lea el diario intimo de la Santa María Faustina se detiene frente a una petición de Jesús, que por lo menos allí no se la esperaba:

"A las tres de la tarde implora mi Misericordia, especialmente para aquéllos que viven en pecado y, aunque sea por un breve instante, piensa en mi pasión, sobre todo en el abandono en que me encontraba en el momento de mi agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. En esta hora no negaré nada al alma que me pida una gracia por los méritos de mi pasión" (D. 1320).

"Cada vez que oigas tocar las tres de la tarde sumérgete toda en mi Misericordia, adorándola y glorificándola. Invoca su omnipotencia para todo el mundo y especialmente para los pobres pecadores, porque a esa hora ella se ha abierto ampliamente a todas las almas. En aquella hora se hizo gracia al mundo entero; en aquella hora la misericordia venció a la justicia; en aquella hora obtendrás todo para tí y para los demás".

"Trata de hacer en esa hora el Vía Crucis, si tus deberes no te lo impiden; si no lo puedes hacer entra al menos por un momento en la capilla venera mi Corazón lleno de misericordia en el Santísimo Sacramento. Si estás impedida también para entrar en la capilla, recógete por menos por un instante en oración en el sitio donde de te encuentres" (D. 1572).

He aquí una brevísima oración que se puede rezar a las tres de la tarde y que la Santa María Faustina repetía todas las mañanas y frecuentemente durante el día para renovar su consagración a la Divina Misericordia:

0h Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío! (D. 84).

Comentando las palabras de San Juan (13,1): "Habiendo amado a los suyos.. los amó hasta el fin", San Agustín hace notar que la palabra "fin" no significa el momento en que terminaba el amor de Jesús por nosotros: "¿Para qué serviría su amor, si hubiera terminado con la muerte? No puede haber terminado de amar el que con la muerte no tiene fin" (Tr. 55 in Joh.). El sentido de aquella Sangre y de aquella Agua: es precisamente éste: que el amor misericordioso de Cristo no podía morir como ha muerto su cuerpo, porque la Misericordia es infinita y eterna como Dios: Dios es Misericordia". "¡Oh muerte, por la cual los muertos vuelven a la vida!", exclama San Agustín refiriendo estas palabras a "la Sangre y el Agua que son los dos sacramentos básicos de la Iglesia" (De Symb ad Cat. II, 6).

Tengamos en cuenta que las distintas devociones (y sobre todo ésta de la cual hablamos) tienen valor en cuanto están al servicio de la vida sacramental del cristiano, preparándolo para acoger mejor las gracias contenidas en los diversos sacramentos y custodiando su eficacia una vez recibidas.

De ahí se comprende la importancia que puede tener la devoción por la hora misma en que aconteció la muerte y la transfixión de Jesús. Desde hace siglos la Iglesia nos invita, sirviéndose hasta del sonar de las campanas, a recordar esta hora de infinita Misericordia. Muchos santos acostumbraron recogerse no sólo los viernes, sino todos los días, al recordar a Cristo en la cruz. Místicos hubo que creyeron poder asegurar que Jesús se mostraba aun externamente complacido por esta devoción cotidiana, haciendo maravillosas promesas a quien las practicara.


VÍA CRUCIS

Para comprender la Misericordia debemos comenzar con la meditación de la pasión de Cristo, que fue la condición para que entrase para nosotros en su gloria (Lc 24, 26). Y porque la Misericordia de Dios no tiene medida, por eso Jesús sufrió sin calcular. Así en cada momento de nuestra vida, podemos recomenzar a amarlo, por más grandes que hayan sido nuestras faltas, ya que su Misericordia nos asegura contra toda forma de envilecimiento o de cansancio habiendo escrito su propio nombre con caracteres de sangre en la Pasión del Hijo de Dios.

Fue el profeta Isaías quien primero leyó la palabra Misericordia sobre el cuerpo martirizado del Redentor que él contemplo en una visión anticipada a través de la lejanía de los siglos. "No tenía apariencia ni presencia; no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de los hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable como el último de los mortales, era el Hombre de todos los dolores, cargó con nuestras debilidades y asumió nuestras flaquezas. El ha sido herido por nuestras rebeldías, maltratado por nuestras culpas; tomó sobre El nuestro castigo, para que alcanzáramos la paz; por sus llagas hemos sido curados" (Is 53, 2-5).

En este particular aspecto lo contemplamos siguiéndolo en las distintas estaciones a lo largo del camino de la cruz. Esta práctica de devoción es el silabario con que aprendemos a conocer los rasgos esenciales de la Divina Misericordia y a invocarla con confianza. Y más adelante, el misterio de la Resurrección y de la Gloria darán un aspecto definitivo a la Imagen y encenderán con amor cada vez mayor nuestros corazones.

El hombre, que está hecho de alma y cuerpo, necesita manifestar externamente, con actitudes y con hechos, cuanto experimenta en la intimidad de su corazón. La Iglesia nos da el ejemplo, ya que para despertar nuestro interés por este camino de la cruz lo ha enriquecido con una indulgencia plenaria, atendiendo a que los signos externos, propios de tal práctica de devoción, acompañen la interioridad de los pensamientos y de los afectos.

Así se nos pide que recorramos las catorce estaciones, legítimamente erigidas con otras tantas cruces, sin necesidad de oraciones vocales y ni siquiera la consideración de los hechos reproducidos en cada una de las estaciones, con tal de que el pensamiento y el corazón mediten en forma general la pasión del Señor. Quien, en cambio, estuviese impedido de ir a una Iglesia, puede obtener la misma indulgencia meditando la pasión y muerte del Señor con una lectura o reflexión durante una media hora (Enchir. Indulg.n. 63).

Cuando el apóstol San Juan, estando al pie de cruz, vio brotar del costado de Jesús el doble manantial, comprendió que los misterios de Cristo se repiten continuamente en lo íntimo de las almas y que la Sangre y al Agua venían a testimoniar la continuidad del sacrificio redentor.

Con el sentimiento de quien ve realmente "con propios ojos", como San Juan (1 Jn 1, 1), cada uno de los acontecimientos de la pasión, es como debemos nosotros hacer nuestro Vía Crucis.

Siguiendo el estilo de San Juan tan frecuente bajo ciertos aspectos en la Santa María Faustina, podremos ofrecer al Padre los dolores del Hijo y, por amor a Él, invocar sobre nosotros su Divina Misericordia:

Padre Eterno, yo te ofrezco la dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y de los del mundo entero.

1.  Por su condena a muerte,

     Ten misericordia de nosotros y del mundo entero....
     (Se repetirá, después de cada estación)

2.  Por la cruz que le fue cargada sobre sus espaldas..

3.  Por su primera caída..

4.  Por las lágrimas de su Madre, que vino a su encuentro,..

5.  Por su angustiosa fatiga por cuya causa se debió obligar a un hombre ayudarlo..,

6.  Por la compasión de la mujer que le enjugó el rostro ensangrentado..

7.  Por su segunda caída...

8.  Por las palabras que El dirigió a las mujeres que lo compadecían...

9.  Por su tercera caída...

10.Por aquella brasa de dolor que presentaba su cuerpo cuando fue despojado de sus vestiduras.

11.Por la horrible transfixión de los clavos que atravesaron sus manos y sus pies.

12.Por el Agua y la Sangre que brotó del Corazón como "fuente de todos los bienes para nosotros" (San Pedro Canisio).

13.Por la imagen de todos los dolores que ofrecía su Madre cuando lo tenía muerto entre sus brazos, a tal punto que aun hoy llamamos a esta escena la "Piedad",

14.Por la piedra que se cerró sobre su sepulcro.


OPCIONAL

1.  Jesús en el huerto de los olivos (Lc 22,39-46)

      Por los méritos de esta estación, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

      (Se repetirá después de cada estación).

2.  Jesús traicionado por Judas, es arrestado (Mt 26, 47-50).

3.  Jesús es condenado por el Sanedrín (Mc 14, 55-64)

4.  Jesús es negado por Pedro (Mc 14, 66-72)

5.  Jesús es juzgado por Pilatos (Jn 18. 29-37)

6.  Jesús es flagelado y coronado de espinas(Jn 19,1-16).

7.  Jesús es cargado con la cruz (Mt 27, 30-31).

8.  Jesús es ayudado por el Cirineo a llevar la cruz (Lc 23,26).

9.  Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén (Lc 23, 27-31).

10.Jesús es crucificado (Mt 27, 38-43).

11.Jesús promete su Reino al buen ladrón (Lc 23, 39-43).

12. Jesús en la cruz, su Madre y el discípulo (Jn 19,25-28)

13.Jesús muere en la cruz (Mt 27, 45-54).

14.Jesús es colocado en el sepulcro (Jn 19, 31-42).

La piedra se cerró, pero no para siempre. Renovemos delante de este sepulcro nuestra fe en la divinidad de Cristo y en su infinita Misericordia, la cual, así como nos hace resucitar espiritualmente de nuestros pecados, también nos conducirá a la Resurrección completa de todo nuestro ser en la vida eterna.

Repitamos con frecuencia junto a las tumba de nuestros seres queridos esa misma certeza en la Resurrección e invoquemos a la Divina Misericordia, para que tanto la resurrección de ellos como la nuestra sea gloriosa como la de Cristo.

Expiraste ¡Oh Jesús!, apenas has muerto, y ya ha brotado un manantial de vida para las almas y el océano de tu misericordia se ha abierto para el mundo entero ¡Oh fuente de Vida, insondable Misericordia Divina, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros! (D. 1319}.


ALABANZAS

LETANÍAS A LA DIVINA MISERICORDIA

El amor de Dios es la flor y la Misericordia es el fruto.

Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre la Misericordia de Dios y recobre la confianza.

* Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre.

   En Tí confío.
   (Se repetirá después de cada invocación).

* Misericordia Divina, supremo atributo de Dios,

* Misericordia Divina, misterio incomprensible,

* Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad.

* Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico.

* Misericordia Divina, de donde brotan vida y felicidad,

* Misericordia Divina, más sublime que los cielos,

* Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas,

* Misericordia Divina, abrazando a todo el universo,

* Misericordia Divina, que bajas a la tierra en la Persona del verbo Encarnado,

* Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús,

* Misericordia Divina, enclaustrada en el Corazón de Jesús por nosotros, y especialmente por los pecadores.

* Misericordia Divina, insondable en la institución de la Sagrada Eucaristía,

* Misericordia Divina, que fundaste la Santa iglesia,

* Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo,

* Misericordia Divina, en la justificación de nosotros por Jesucristo,

* Misericordia Divina, que nos acompaña a lo largo de la vida,

* Misericordia Divina, que nos abrazas, especialmente en la hora de la muerte,

* Misericordia Divina, por quien recibimos el don de la inmortalidad,

* Misericordia Divina, siempre a nuestro lado en cada instante de nuestra vida,

* Misericordia Divina, escudo protector de las llamas infernales,

* Misericordia Divina, por quien se convierte el pecador empedernido,

* Misericordia Divina, que dejas atónitos a los Angeles; e incomprensible para los Santos

* Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios,

* Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria.

* Misericordia Divina, manantial de felicidad y gozo,

* Misericordia Divina, que de la nada nos trajiste a la existencia,

* Misericordia Divina, que rodeas con tus brazos toda obra de tus manos,

* Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios,

* Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos,

* Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados,

* Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados,

* Misericordia Divina, remanso de corazones, paz en la turbulencia,

* Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas,

* Misericordia Divina, esperanza renovada, perdida ya toda esperanza,

Dios Eterno, cuya misericordia es infinita y en quien el tesoro de la compasión es inagotable, míranos con bondad y multiplica tu misericordia, para que en los momentos difíciles no nos falte el ánimo y no perdamos la esperanza, sino que con la mayor confianza nos sometamos a tu Santa Voluntad, que es Amor y Misericordia.

Oh incomprensible e insondable Misericordia Divina. ¿Quién podrá adorarte como te mereces?

Oh Supremo atributo de Dios todopoderoso, Tú eres la dulce esperanza del pecador.

Oh, estrellas, oh tierra y mar, unidos en un solo himno y unánimemente y en señal de agradecimiento exalten la inescrutable misericordia de Dios (D. 297).

 

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