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LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN LA VIDA DE LA SANTA MARÍA FAUSTINA

virgen mary

La Santa María Faustina tuvo también varias apariciones de la Santísima Virgen. Mencionaremos solamente la que tuvo lugar el 25 de marzo de 1936. En el día de la Anunciación, la Santa María Faustina sintió la presencia de Dios de una manera especial, Veía la inmensa Divina Majestad y, al mismo tiempo, su infinita condescendencia con las criaturas. Entonces se le apareció la Madre de Dios. Hizo el elogio de las almas que fielmente siguen las inspiraciones de la gracia indicándole también la importancia de la devoción a la Divina Misericordia en estos tiempos presentes, diciendo: "Yo di al mundo al Redentor, y tú tienes que hablar al mundo acerca de su Gran Misericordia y prepararlo para su segunda venida. Vendrá, no como Redentor misericordioso, sino como Justo Juez. Ese día tan terrible vendrá, será el día de la Justicia, el día de la Ira de Dios... Los Ángeles tiemblan al pensar en ese día... Habla a las almas de la Gran Misericordia de Dios, mientras haya tiempo. Si te quedas en silencio ahora, serás responsable de la pérdida de un gran número de almas en aquel día terrible. No tengas miedo y sé fiel hasta el fin".

Oraciones a la Madre de Dios

María, Madre y Señora mía, te doy mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y lo que seguirá. Todo lo confío en tus manos.

Oh Madre mía! Cúbreme con tu manto vírginal y concédeme la gracia de la pureza del corazón, del alma y del cuerpo. Defiéndeme con tu poder de todos mis enemigos, especialmente de aquéllos que se esconden bajo la máscara de la virtud... Fortalece mi alma, para que el dolor no la despedace.

¡Oh Madre de gracia! Enséñame a vivir en Dios. Amén (D. 79).

¡Oh María! Una espada terrible traspasó tu santa alma; fuera de Dios, nadie conoció tu dolor. Tu alma no sucumbió, fue fuerte porque estaba con Jesús. Dulce Madre, une a El mi alma, porque solamente así resistiré las pruebas y solamente unidos a los de Jesús mis sacrificios de todos los días serán aceptados por Dios. Madre dulcísima, que la espada del dolor jamás me venza, enséñame tú la vida interior. Amén (D. 915).

Oh María Virgen Inmaculada, tómame bajo tu protección más especial y custodia la pureza de mi alma de mi corazón y de mi cuerpo. Tú eres el modelo y la estrella de mi vida. (D. 347).

Oh dulce Madre de Dios, sobre ti modelo mi vida, eres para mí una aurora radiante, admirada me sumerjo toda en ti. Oh Madre Virgen Inmaculada, en TI se refleja para mí el rayo de Dios. Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas. Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo (D. 446).


ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA
PARA OBTENER GRACIAS
POR LA INTERCESIÓN
DE LA SANTA MARÍA FAUSTINA

¡Oh Señor! Tu misericordia supera todas tus obras, te doy gracias por las infinitas y extraordinarias gracias que derramaste sobre la Santa María Faustina y principalmente por haberte revelado de una manera especial el abismo de tu Gran Misericordia, que tanto deseas derramar sobre cada una de las almas y sobre la humanidad extraviada y cansada en estos tiempos atribulados.

Yo te suplico con la mayor confianza, que tengas misericordia de mí y, si no es contra la salvación de mi alma, me concedas esta gracia (Aquí se dice el favor deseado)... que deseo tanto... Concédemela por los méritos e intercesión de la Santa María Faustina, a la que te has dignado elegir como confidente y apóstol de tu Misericordia.

Y como tu Misericordia no tiene límites, oh Señor, te imploro de nuevo que, por la intercesión de la Santa María Faustina, derrames tu Gran Misericordia sobre nuestra patria y dígnate preservarla de todo mal. Concédenos que seamos siempre fieles a tu Divino Hijo y a tu Santa Iglesia. Amén.

Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

 

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