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LA FIESTA LITÚRGICA
CELEBREMOS SU FIESTA

santisimo misericordia

El diario íntimo de la Santa María Faustina contiene al menos quince pasajes en que relata que el Señor exige que se establezca oficialmente en toda la Iglesia una "Fiesta de la Misericordia". Jesús declara:

El primer domingo después de Pascua (actualmente se encuentra en el Misal Romano) que es el día designado por Mí para mi Fiesta, los sacerdotes hablen a las almas de mi infinita Misericordia y mi Imagen sea solemnemente bendecida y expuesta en las iglesias a la veneración de los fieles.

La Fiesta de la Misericordia ha brotado de las profundidades de mi Corazón... Deseo que ella llegue a ser un refugio para todas las almas y especialmente para aquéllas que han pecado.. En aquel día están abiertas las entrañas de mi Misericordia, volcaré todo un mar de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi Misericordia. El alma que se acerque al Sacramento de la Confesión y a la Sagrada Comunión recibirá la total remisión de las culpas y de las penas; en este día se abrirán todas las compuertas a través de las cuales mis gracias se derraman sobre la humanidad. Nadie tenga miedo de Mí, aun cuando sus pecados fuesen como la grana. Mi Misericordia es tan grande que ningún intelecto, ni humano, ni angélico, logrará desentrañarla aunque se empeñara por toda la eternidad. Todo lo quo existe ha salido de las entrañas dé mi Misericordia. Cada alma, en lo que a Mí se refiere, meditará por toda la eternidad sobre mi Amor y sobre mi Misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de mis entrañas; deseo que sea celebrada solemnemente el primer domingo después de Pascua. Todas las almas contemplarán por toda la eternidad la inmensidad de mi Amor y de mi Misericordia (D. 699).

Unida a la celebración de la Fiesta hemos encontrado esta extraordinaria promesa en la que se dice que Jesús prepara con esta Fiesta una transformación de las almas para que no tengan miedo de Él y se acerquen a sus sacramentos. La promesa de ser prácticamente preservadas del infierno y aún de las mismas penas del purgatorio, será indudablemente objeto de detenida reflexión por parte de los católicos. Mientras tanto, leamos estas palabras que Cristo dirigió a la Santa María Faustina:

"Todo cuanto existe está encerrado en la profundidad de mi Misericordia, más de lo que lo está un niño en el seno de su madre" (D. 1076).

Hija mía, mira el abismo de mi Misericordia y rinde honor y gloria a esta mi Misericordia y hazlo de este modo: reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el abismo de mi Misericordia. Deseo darme a las almas. Deseo las almas, Hija mía. En el día de mi Fiesta, en la Fiesta de la Misericordia, atravesarás el mundo entero y conducirás las almas desfallecidas al manantial de mi Misericordia. Yo las sanaré y fortificaré".

Por cierto, no podemos negar a Dios la omnipotencia en ningún campo, mucho menos en su misericordiosa voluntad de perdonar a quien está dispuesto a retomar a El con sinceridad y a luchar por su propia alma. "Todo es posible para quien cree" son palabras del Evangelio. Así como también lo es la afirmación de que basta tener tanta fe "como un grano de mostaza para mover montañas" (Mt. 17, 19-21 Lc,17,6;Mc 4,31)

Un gran maestro de la vida espiritual como Columba Marmion O.S.B, se declara convencido de que la Misericordia es el atributo de Dios que constituye "la clave de todo cuanto sucede en este mundo".Y añade: "Los Ángeles proclaman en el Cielo la santidad de Dios; nosotros somos las criaturas destinadas a exaltar para siempre su Misericordia".

Nada extraño, pues, que el Señor nos invite a comenzar ya en la tierra aquello que completaremos en el Cielo. No por nada las promesas de Jesús aquí tan generosas y nos hacen sentir tan cercano en el paraíso.

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